Crónica de la Misa de Ghost en el Palacio de los Deportes 24 de Septiembre 2025: Redención, Euforia y Cero Celulares

Fotos Cortesía Ocesa Cesar Vicuña

Aquí estábamos otra vez, en el Palacio de los Deportes, esperando lo mejor. La noche del 24 de septiembre se sentía diferente. Las afueras del recinto mostraban una calma tensa, un marcado contraste con el caos que se desató el día anterior tras la sorpresiva cancelación del concierto de Ghost.

Los ánimos en redes sociales estaban caldeados: que si Ghost es metal o no, que si la cancelación fue justa… pero la verdad es que a quienes estábamos ahí nos une la devoción por su teatralidad, su música y su glorioso exceso.

La Incertidumbre y la Experiencia sin Celulares

Debo admitir que una punzada de miedo me recorrió al ver a algunas personas caminando en sentido contrario. Por un segundo, imaginé lo peor: una nueva cancelación. Afortunadamente, solo eran ideas mías.

A la entrada, el personal del evento te entregaba una pequeña bolsa donde debías guardar tu celular. La regla era clara: estaba prohibido grabar. Esta medida aplicó para todos, incluso los fotógrafos acreditados tuvieron que sellar sus dispositivos. Se habilitaron “zonas libres de teléfono”, pequeños espacios donde el personal, usando un dispositivo magnético, desbloqueaba tu bolsa si necesitabas hacer una llamada o simplemente sucumbir al FOMO (Fear Of Missing Out).

Esta política generó algo inusual: ver un concierto masivo sin el mar de pantallas grabando. Fue una invitación a reconectar con la experiencia en vivo y el momento presente.

El Inicio del Ritual en el Domo de Cobre

El ambiente dentro del Domo de Cobre era de puro suspenso. Una penumbra densa, cargada de humo, envolvía todo. Desde nuestra ubicación en las gradas, el escenario estaba oculto por una gran cortina blanca y desgarrada, aumentando el misterio.

Cuando las luces se apagaron y sonaron los primeros acordes de Peacefield, la silueta del Papa V Perpetua se proyectaba en la cortina. Por un instante, el temor de un playback cruzó mi mente, pero entonces… el telón cayó estrepitosamente, revelando a toda la banda en su máximo esplendor.

La energía explotó. El público se entregó por completo, cantando a todo pulmón mientras un grito unísono retumbaba tras cada canción: “¡Sí se pudo, sí se pudo!”. Tobias Forge, en su papel de Papa, se dirigió al público. Confesó no entender bien la frase, pero agradeció el apoyo. Explicó que se sentía mucho mejor, pidiendo disculpas a los fans del día 23 y confesando haber sido una víctima más de “la venganza de Moctezuma“.

Un Setlist para la Devoción

El setlist fue un recorrido por los grandes éxitos de la banda. El Domo de Cobre se tiñó de rojo con las primeras notas de Cirice, llevando a la euforia total. Himnos como Year Zero, He Is y Rats fueron de los más coreados de la noche, consolidando la comunión entre la banda y sus fieles. La diversidad del público era notable: familias completas, desde boomers hasta la Generación Z, todos unidos por la música que representa Ghost.

Tras una breve pausa, llegó el encore que todos esperaban. Mary on a Cross, su éxito viral, fue cantado por miles de voces. La fiesta continuó con la energía de Dance Macabre y culminó en una locura total con el riff demoledor de Square Hammer.

El Fin de la Misa

La misa había terminado. Las filas para liberar los celulares eran enormes, un pequeño precio a pagar por una experiencia tan inmersiva. A las afueras, un asistente me contó que intentó grabar con unas gafas especiales durante Dance Macabre, pero fue descubierto y retirado del recinto, una prueba de la estricta política.

Personalmente, esperaba un “momento canónico” en la historia de Ghost, un nuevo capítulo en su fascinante lore. No sucedió esta noche, pero la redención musical fue más que suficiente. Quedamos a la espera de la segunda fecha, con la esperanza de que la novela de Ghost en México nos regale otra sorpresa.

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