Fotos por Lulu Urdapilleta
Una ola de psicodelia, rock y buena vibra reventó en la Ciudad de México. Los australianos de Ocean Alley debutaron en nuestro país y lo hicieron de una forma que quedará para el recuerdo: conquistando un Lunario a reventar.

Conexión Instantánea en el Primer Acorde
Desde que Baden Donegal tomó el micrófono, la atmósfera se transformó. La banda desató un sonido envolvente que, combinado con las luces cálidas del recinto, creó una burbuja de la que nadie quería salir. El público no tardó ni un segundo en entregarse; cada canción se sentía como un viaje, con el Lunario entero convertido en un coro masivo que navegaba al ritmo del pop psicodélico de los australianos.

El Soundtrack de una Noche Inolvidable
El setlist fue una locura. Himnos como “Confidence”, “Touch Back Down” y “Knees” fueron coreados con una fuerza brutal, demostrando la conexión tan profunda que ya existe entre la banda y sus fans mexicanos. Se notaba a Ocean Alley en su elemento: naturales, sonrientes y genuinamente agradecidos frente a un público que bailó y gritó hasta el último momento. La entrega fue total, de ida y vuelta.

Pura Música, Cero Pretensiones
Aquí el espectáculo fue la música. Sin parafernalia excesiva ni pantallas distractoras, la banda llenó cada rincón con su energía. Fue una demostración de talento puro, de cómo la música honesta puede crear momentos memorables. Al final del show, el comentario era el mismo en todos los corrillos: “Qué conciertazo”.

Ocean Alley vino a demostrar por qué su fusión de soul, surf y rock psicodélico resuena en todo el mundo. Anoche, en el Lunario, quedó claro que México ya es su casa y que esta historia apenas comienza.