Cronica por Zayary Leyva
Fotos por Israel Martínez Sánchez
La Montaña nos llamó a ella y acudimos con emoción al concierto de Los Espíritus el 28 de julio. Como era domingo y el lunes hay que chambear, la banda invitada inició temprano y nos dieron una muestra de su buen rock.
Con los ánimos en lo alto, poco después de las 7:30 salieron Los Espíritus de Argentina. Justo se activó un anuncio de recomendaciones del Auditorio BB. En medio de abucheos y silbidos, pasamos a los aplausos porque ya estaban tocando Los Espíritus. El viaje psicológico había iniciado con “Funeral”, “Mares” y “La Mirada”.
Cantamos con mucho cariño “La Fuerza” porque es una de nuestras canciones favoritas y nos dejamos llevar por esos sonidos tan latinoamericanos. La letra de las canciones como “Calles Rotas” y “La Mirada” son pruebas de que la música y la vida pueden ser trágicas y al mismo tiempo hacernos bailar.
Los Espíritus nos regalaron canciones más tranquilas de su álbum Aguardiente como “Las Cortinas” y “Esa Luz”, “Ola Blanca” de El Caldero y todo fue una catarsis con “Vamos a la Luna”, 10 minutos de buena música, con solos de percusiones y un público totalmente entregado a corear la canción, a chocar las palmas y disfrutar el momento. Hasta podría decirse que fuimos poseídos por Los Espíritus.
Llegó el encore y salió Ronco a cantar “Lo Echaron del Bar”. En una escena de realismo mágico, dos guardias de seguridad intentaban echar del recinto a tres hombres que estaban fumando cannabis. Al final, triunfó el mal y los amigos de ojos enrojecidos pudieron quedarse hasta el final.
“Las Noches de Verano” y “La Rueda que Mueve al Mundo” cerraron la noche de forma magistral. Aunque el setlist fue bastante bueno, nos faltó “Motivos” y “La Crecida”. Las luces se encendieron pero el público seguía coreando el “Oe Oe Oe Espíritus”. Los argentinos, liderados por Maxi Prietto, se veían realmente felices y hasta conmovidos. Aunque las palabras fueron pocas, el agradecimiento pudo sentirse.
No podemos decir nada más que gracias. Larga vida a Los Espíritus, al rock and roll por unirnos en una noche de magia y blues.