Crónica y fotos por Marychuy Suárez

La noche del 31 de enero quedará marcada en la historia musical: José Antonio López “El Mimoso” debutó en el icónico Auditorio Nacional. Con tres décadas de carrera avalando su potencia vocal y un sold-out que colmó el coloso de Reforma, el ídolo del regional mexicano demostró por qué su legado trasciende generaciones.

Botas, sombreros, pedrería y estampados animales invadieron la audiencia, anticipando la fiesta sonora. Confieso que al inicio dudé: ¿cómo encajaría el desenfreno de la banda en un recinto asociado a protocolos más formales? Pronto descubriría que ningún espacio es demasiado solemne para la autenticidad de un género que late en las calles.



El reloj marcaba 9:37 minutos para el inicio. La impaciencia crecía entre abrazos y porrones que se alzaban como antorchas. Todos esperábamos ver a “El Mimoso” emerger del escenario, pero el artista tenía otros planes. Los primeros acordes de “En esta vida no se pudo” resonaron mientras las luces barridas revelaron su figura caminando entre el público, desatando un éxtasis colectivo. Así comenzó el ritual: un viaje sonoro que fusionó “El sinaloense” con el “Sangoloteadito”, mientras el artista, visiblemente emocionado, confesaba: “Es imposible no vibrar con tanto cariño. ¿Cómo pagar tanta entrega?”.
Ningún tema quedó sin coreografía masiva. “Deja”, “Que te ruegue quien te quiera” y “Más allá del sol” elevaron los decibeles, pero fue en “Lágrimas de mi barrio” donde la intimidad brilló: “El Mimoso” invitó a su familia al escenario, reconociéndolos como pilar de su trayectoria. La sorpresa continuó con Elsa Ríos, quien arrancó ovaciones con “Voy a ser honesta”.



El repertorio fue un mosaico histórico: desde sus éxitos con Banda el Recodo hasta homenajes a Joan Sebastián, Jenni Rivera y Juan Gabriel, alternando bandazos explosivos con mariachis que erizaron la piel. Cada centavo valió la pena: sin interludios muertos, “El Mimoso” interactuó, bromeó y cantó hasta el límite permitido, despidiéndose solo cuando el personal lo urgió a bajar.
El cierre con “Me nace del corazón” y “Caray” dejó claro que esta fue apenas la primera entrega. Ahora, el reto está puesto: replicar el sold-out este 13 de marzo. Mientras tanto, el setlist —un tributo a 31 años de folclor y pasión— queda como testimonio de que la música regional no conoce fronteras ni auditorios demasiado grandes.