En el vasto ecosistema de la música independiente, pocas obras logran encapsular la tensión visceral entre la vulnerabilidad y la furia con tanta precisión como “I Never Wanna See You Again”, el cuarto adelanto del EP Blue to Infinity de Janus 4-14. Este trío de Mount Airy, Carolina del Norte, no solo construye canciones; teje narrativas sonoras que reverberan con la urgencia de quien ha vivido cada palabra.

La canción es un torbellino de contradicciones emocionales: un amor que devora, una pasión que asfixia y una liberación que duele. Letras como “My defenses built a barricade” y “sense of wonder and a sense of dread” no son meros versos, sino confesiones descarnadas de una mente atrapada entre la obsesión y el miedo. La repetición frenética del estribillo —“I Never Wanna See You Again”— no es un desahogo, sino un mantra de supervivencia, entregado con la intensidad de un narrador al borde del abismo.
Janus 4-14, integrado por Chad Barnard (voz, guitarra rítmica), Shane Mauck (guitarra líder) y Brett Beardsley (batería), ha perfeccionado un sonido que desafía las etiquetas. Imagine la textura cruda del lo-fi de los 90s chocando con el virtuosismo clásico de Hendrix, el groove de Zeppelin y la precisión rítmica de Rush. El resultado es una amalgama de indie rock con nervio punk y destellos de new wave, todo cohesionado por la producción impecable de John Agnello (colaborador de Dinosaur Jr. y Sonic Youth). Agnello no solo aporta su oído legendario, sino que moldea el caos creativo de la banda —seleccionando entre un archivo de 50 canciones— para destilar esencia pura.
Pero lo más cautivador es la evolución de Janus 4-14: de las actuaciones a oscuras de un Chad Barnard tímido a un trío que, tras 14 años, sigue desafiando expectativas. Este no es un proyecto calculado para algoritmos; es música hecha por y para quienes creen en la autenticidad.
Invitación al Oyente:
Si su playlist anhela algo más que sonido de fondo —si buscan una experiencia que desgarre y reconstruya—, den una oportunidad a “I Never Wanna See You Again”. Escuchen cómo cada distorsión, cada golpe de batería, cada sílaba susurrada o gritada, construye un relato universal. Apoyar a talentos como Janus 4-14 no es solo descubrir música; es preservar la esencia del rock independiente: crudo, imperfecto y profundamente humano.