Fotos y texto por Israel Martínez
El pasado 18 de septiembre, el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México se transformó en un epicentro de emociones con el esperado concierto de Daniela Spalla y Esteman. Como si de un “amorío musical” se tratara, el dúo logró un sold out histórico, demostrando su poder de convocatoria y la conexión única que tienen con sus fans.

Un lleno inesperado y una noche de contrastes
Desde las afueras del recinto, la marea de seguidores era notable. A pesar de la cercanía del concierto de Shakira en el Estadio GNP, los fans de Spalla y Esteman demostraron su lealtad, llenando el “Domo de Cobre”. Aunque la distribución de sillas hacía dudar a muchos sobre el aforo, la noche probó que el Palacio estaba completo, vibrando con la energía del público.
El escenario se diseñó como una pasarela, con luces que auguraban un espectáculo lleno de glamour y cercanía. Un enorme corazón metálico al fondo simbolizaba la esencia del show, una celebración del amor en todas sus facetas. El público, tan diverso como su música, incluía desde jóvenes hasta familias enteras.

De la balada a la fiesta desbordada
El concierto comenzó con un ligero retraso, revelando a los artistas detrás de una gran cortina. El inicio, con temas como “Amantes” y “Besos Pendientes”, sentó la base del show. Sin embargo, se notó un contraste en la energía: mientras Daniela Spalla brillaba con su presencia, Esteman parecía un poco reservado.
La primera parte de la noche, en solitario, estuvo marcada por el estilo romántico y melancólico de Daniela. Canciones como “Medley Pinamar” y “Lejos de la Ciudad” invitaron al público a un momento de introspección, disfrutando de su voz sin necesidad de saltos o gritos.

Todo cambió cuando Esteman tomó el escenario. A pesar de su aparente cansancio inicial, el artista colombiano desató una verdadera fiesta. Con temas como “Noche Sensorial”, “Mar” y “Caótica Belleza”, el público explotó en euforia. Le siguió un emotivo duelo de baladas que incluyó “Viaje a la Luna”, “Calle sin Salida” y “Duele”, demostrando la versatilidad de ambos para crear distintas atmósferas.
Sorpresas y un final épico
El show estuvo lleno de momentos memorables, incluyendo la aparición de una bola de disco que anticipaba la euforia por venir. Sin duda, uno de los picos de la noche fue la sorpresiva aparición de Mon Laferte para interpretar “El Acuerdo”, llevando al público a un estado de total emoción.

El gran cierre fue un regreso a los duetos. Sin el corazón gigante en el fondo, los artistas interpretaron temas icónicos como “No Sabes Amar”, “Fuimos Amor” y su éxito “Te Alejas Más de Mí”. La noche culminó con un desbordamiento de emociones, confirmando que este concierto no solo fue una cita musical, sino un recordatorio de que estar vivo es disfrutar del caos, el romance y la energía que nos mueve.